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En esta ocasión vamos a conocer dónde se ubicó uno de los lugares al que acudían los hombres en busca de consuelo durante los primeros años de historia de la ciudad de Valladolid.
Su origen se remonta al 4 de septiembre de 1423, día en el que el Ayuntamiento decide donar un solar a las afueras de la muralla (donde actualmente se encuentra la Casa Mantilla), en lo que hoy se conoce como Acera de Recoletos; a Juan Barbero para que monte allí una mancebía. La que se conocía como «mancebía nueva».
Sin embargo, esta no fue la primera casa de mujeres de la ciudad. La «antigua ramería» como se conocía al lugar, se sitúo en torno al hospital de San Antón y la puerta de San Esteban durante la Edad Media y hasta los primeros años del siglo XVI.
El pleno municipal de 1423 rezaba: «Si se consiente la hacendosa labor de estas mujeres es por la necesidad que las gentes obreras tienen de «conversación» con mujeres. También para excusar mayores daños que, no habiendo tales mujeres, se podrían causar.»
Así se ofrecía protección legal a este tipo de mujeres conocidas de un modo sarcástico como «mujeres enamoradas». Su intención era evitar altercados, no sólo de orden público, sino que también se evitaba la propagación de enfermedades venéreas al tener constancia de que esas mujeres eran controladas por un médico costeado por las arcas municipales.
El edificio presentaba una especie de patio cuyos laterales lo formaban pequeñas casitas, en cada una de las cuales se encontraba una mujer y allí recibía a sus paisanos.
Este negocio resultó muy rentable y pronto pasó a las manos de don García de Segredo, un particular a cuya muerte, su viuda, Teresa García donó este lugar en 1448 a la Cofradía de la Consolación y la Concepción (poseedora de un hospital en la actual calle Santiago). Esta congregación no tomó posesión de la mancebía hasta 1484 y se comprometió con la viuda a dedicar las ganancias a la enseñanza y manutención de las niñas huérfanas.
Aseguraban además, que cualquier mujer que ejerciese de manera autónoma la profesión, haciendo oficio con sus encantos por calles y tabernas, también tendrían estos beneficios.
Sin embargo, la unificación de este negocio regentado por la cofradía entraba en conflicto con el tradicional y más conocido como «ramería vieja» ubicado en la parroquia de San Esteban. Ante esta situación las hermanas impusieron la ejecutoria municipal al obtener una carta en 1512 firmada por la reina Juana, refrendada en 1520 por el emperador Carlos I, a favor de este monopolio. Esto es debido a que los lugares donde estas mujeres ofrecían sus encantos pertenecían a las personalidades más ricas e influyentes de la ciudad.
A pesar de este apoyo, el descenso de ingresos para los regidores de la «ramería vieja» les llevó a lanzar todo tipo de ataques contra la nueva. Y es que el hecho de encontrarse junto al Campo Grande, entrada habitual de reyes y personalidades, según ellos provocaría una «imagen equivocada a los viajeros». Ante lo cual, la Cofradía respondía que, precisamente al estar ubicada en una de las entradas muchas personalidades no querrían ser reconocidos y acudirían a la mancebía de San Esteban donde permanecerían más ocultos.
Finalmente, el Ayuntamiento cedió a las presiones contra este nuevo negocio y se amparó en la necesidad de levantar un nuevo hospital a las afueras de la ciudad para tratar enfermedades contagiosas. Así en 1596 se puso fin a la mancebía en la Casa Mantilla.
*FUENTES: Valladolid Universal. Historias y leyendas de la ciudad que fue capital del mundo. (2014) Roberto Alonso. Elefantus Books.