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Calles, Catedral, Centro, Cervantes, Historia, Plaza de la Universidad, Universidad, Valladolid
Volvemos al centro de la ciudad para descubrir la historia de un importante punto de encuentro o lugar de quedada para los vallisoletanos: la plaza de la Universidad.
En esta explanada convergen la calle López Gómez, la calle Ruiz Hernández , la calle de la Librería y la calle del Duque de Lerma.
Históricamente según el pintor Pedro Sánchez Lago a esta zona se la llamó en primer lugar «cuesta de las Peñas» y después «plaza del Rollo». El motivo de este último nombre se cree que se debe a la forma de rollo de las columnas que rodean el edificio actual de la Facultad de Derecho y que sustentan unos leones.
El nombre oficial que se puso a esta plazuela fue el de plaza de Santa María debido a que albergaba el centro docente de esta congregación y así se conocía desde el siglo XII.
También se sabe que a pocos metros del lugar donde se encuentra actualmente la estatua de Cervantes había unos peñascos altos y grandes, que durante los primeros años de la ciudad sirvieron al que custodiaba aquellos campos hasta que fueron trasladados en 1327 a lo que hoy es la primera casa de la calle de Panaderos (lugar más cercano a los pinares de la villa).
En 1480 la zona cambió de imagen ya que se allanó el suelo cercano al mercado de Portugalete. Allí se construyó una columna que los domingos era festejada por los feligreses como tributo a la salida de los primeros habitantes.
Esta plaza de Santa María era la más despejada de la ciudad, ya que la población estaba aglomerada dentro de la muralla y por este motivo acogió gran cantidad de actos, como la proclamación de los reyes de Castilla, Doña Berenguela y su hijo Don Fernando III.
La Universidad se estableció en el edificio de la iglesia de Santa María la Mayor en la calle de la Librería en el siglo XV y los grados se impartían en la colegiata. Mientras la propia plaza fue perdiendo protagonismo a medida que se construía la Catedral.
*FUENTE:
“Las calles de Valladolid:nomenclátor histórico” Juan Agapito y Revilla. Editorial Maxtor.