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Para empezar el año os contamos un suceso que conmocionó a Valladolid en 1882.
El suceso ocurrió el 3 de julio de 1882 en el Convento de los Filipinos, en el que un religioso fue asesinado por un novicio por causas desconocidas. Según recogía la noticia, los implicados habían mantenido una buena amistad de años antes de llegar a Valladolid sin embargo, en los últimos tiempos estaban enemistados sin saberse el motivo o motivos que perjudicaron esa amistad.
Por lo que se cree, una tarde se cruzaron por el mismo camino ambos protagonistas y comenzaron a discutir. Cuando la discusión comenzó a acalorarse, Antonio de la Cuesta (el novicio), sacó una pequeña navaja con la que perforó el corazón de Mariano Fernández Nalda (el religioso), que murió a los pocos minutos. Al poco tiempo llegó el juez a tomar declaración al culpable, que confesó sus actos inmediatamente.
En agosto se supo que el abogado defensor de De la Cuesta sería, José Muro, catedrático y ex ministro republicano que se pondría ante el fiscal García Valladolid y sin acusación privada. El fiscal consideraba que la reyerta nacía de la rabia acumulada, había finalizado con la muerte del religioso y debía calificarse como homicidio. Pedía una condena de doce años y un día, además de una indemnización para la madre del fallecido. Sin embargo, Muro como defensor, no paraba de aducir al buen comportamiento y carácter ejemplar de Antonio de la Cuesta a lo largo de su vida. Su intención era demostrar que ese suceso había sido algo fortuito fruto del despiste de tener una navajita en la mano con la que estaba cortando un palo y debido ala falta de la luz, al despedirse, olvidó que tenía la pequeña navaja, con tan mala suerte que se hundió sobre el pecho de Mariano. Además, según Muro, cuando Mariano cayó al suelo, Antonio abrazaba el cadáver y lo besaba. Después fue conducido a la cárcel de Chancillería donde sufrió insomnio y llantos interminables.
Finalmente, el jurado no creyó la historia creada por la defensa y Antonio de la Cuesta fue condenado a doces años y un día de prisión y a pagar una indemnización de 2.000 pesetas a la madre de Mariano Fernández Nalda.
*Fuentes:
Berzal de la Rosa, Enrique (2011) Crónica negra de Valladolid. El Norte de Castilla